Diseñan una máquina capaz de concebir hipótesis pseudocientíficas y teorías de la conspiración. El hallazgo promete arrojar luz sobre uno de los rincones más olvidados de la mente humana.
Cuando parecía que la ciencia en
2020 no podía dar más de sí, un equipo de investigadores acaba de anunciar un
descubrimiento que marcará un antes y un después en la relación entre los seres
humanos y las máquinas. Helmut Rosenkohl, científico computacional de la
Universidad de Aquisgrán, y sus colaboradores han creado el primer algoritmo
capaz de concebir hipótesis pseudocientíficas y teorías de la conspiración.
Algunas de ellas son ya familiares, como la teoría de que la Tierra es plana,
los chemtrails, la idea de que llegada a la Luna fue un montaje o
la de que las vacunas causan autismo. Otras son sorprendentemente nuevas.
El hallazgo, que inaugura el
campo de la estupidez
artificial y que ha causado un enorme revuelo en Internet,
constituye «un avance real hacia una de las promesas nunca cumplidas de la
inteligencia artificial: ayudar a entender de una vez por todas la mente
humana», asegura Rosenkohl. Los resultados se publican en Proceedings of the Royal Academy
of Natural Knowledge.
«Hacer una máquina que juegue al
ajedrez es técnicamente complejo, pero se basa en perseguir un objetivo muy
bien definido. En cambio, diseñar un algoritmo que concluya que para curar el
resfriado hay que diluir una molécula del hígado de un pato en el equivalente a
10300 universos de agua requiere una creatividad infinitamente
mayor», enfatiza Elisenda Blumenkohl, epistemóloga de la Universidad de
Cincinnati que no participó en la investigación.
Para lograrlo, los investigadores
han diseñado un nuevo tipo de redes neuronales profundas que denominan
«caóticas y no dirigidas». Bautizadas como Chaotic Undirected Neural Networks
And Deep Operating Systems (CUNNADOS), estos sistemas se caracterizan por ser
capaces de multiplicar las hipótesis tanto como haga falta para explicar un
resultado, un rasgo que hasta ahora era exclusivo del ser humano.
Por ejemplo, en vez de explicar
el día, la noche, la gravedad terrestre y multitud de fenómenos a partir de una
sola hipótesis sencilla (la forma esférica de la Tierra), los CUNNADOS lo hacen
suponiendo que la Tierra es un disco, que dicho disco se acelera hacia arriba,
que el Sol y la Luna siguen complejas órbitas también aceleradas, y que todas
las pruebas sobre la esfericidad de la Tierra obedecen a un complot de la NASA
en el que participan miles de personas perfectamente coordinadas. «Es justo lo
contrario de lo que hace la ciencia: multiplicar las hipótesis en vez de
reducirlas», apunta Blumenkohl.
«Es extraordinariamente difícil
conseguir que una máquina haga eso», añade Rosenkohl. De hecho, los CUNNADOS
son las únicas máquinas conocidas que superarían claramente el test de Turing, «ya que nadie podría creer nunca que semejante
idea se le ha ocurrido a una inteligencia artificial».
No en vano, los CUNNADOS han
llegado a concebir la que podría calificarse como la teoría de la conspiración
definitiva: la idea de que nada existe realmente y que todo es producto de una
simulación informática. «Crear historias ficticias era uno de los ámbitos
definitorios de la mente humana que hasta ahora estaba vedado a las máquinas»,
apunta Rosenkohl. «El próximo gran reto será dotarlas de sentido del humor.
Cuando lo logremos, podremos afirmar que por fin hemos conseguido el objetivo
de la inteligencia artificial general», concluye el investigador.
Por: Raimundo Ayala
Doctor en
inteligencia artificial y trabaja en "Investigación y Ciencia".
Fuente:
https://www.investigacionyciencia.es/noticias/nace-el-campo-de-la-estupidez-artificial-19378
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