miércoles, 10 de febrero de 2021

CONOCER, para Paulo Freire


¿Qué significa “conocer” para Paulo Freire?


Cuando Paulo Freire piensa en los asuntos de la educación, de la cultura y de los sentidos en los procesos humanos de conocer, él siempre parte de una constatación muy obvia: la especie humana es distinta de las demás especies. En tanto éstas ya nacen listas y son determinadas instintivamente en sus modos de ser y de actuar, la especie humana es una especie “abierta”, en que cada individuo necesita hacerse, decidir sobre lo que vendrá a ser. A eso Freire llama “inacabamiento o la inconclusión del hombre”, de lo que surge la necesidad de ser educado y educarse. En ese proceso en que el hombre busca “hacerse”, él crea cultura, o sea, él acrecienta algo al mundo, modificando el paisaje natural e inventando modos de ser y de interactuar con los otros. Y esa producción de lo humano y del mundo humano se da mediante procesos de aprendizaje que en última instancia son procesos de creación, siendo que “el ímpetu de crear nace de la inconclusión del hombre” (p. 32). Así, lo que tenemos como cultura, como sociedad y como modos de expresión de los sujetos individuales es el resultado de la construcción de un conocimiento humano.


El conocimiento, como resultado de los procesos de aprendizaje, no existe en abstracto. Existe “adherido” a personas, como significado por sujetos cognoscentes, o reconocido como tal. Por lo tanto, un acto de conocer implica la complicidad del sujeto que lo realiza. Complicidad en el sentido de necesitar “presentarse” con sus sentidos y percepciones previas a fin de incrementarlas o rehacerlas. Al no tener ese anclaje en la subjetividad, el conocimiento no modifica en nada la auto percepción del sujeto y consecuentemente, no contribuye a la modificación de su entorno.

Entre tanto, es bueno observar que el conocimiento no constituye algo como una construcción solipsista, mediante la cual el sujeto construye un mundo particular de sentidos y percepciones, desconectado de los demás. Él, el sujeto, necesita reconstruirse continuamente a partir de la reflexión sobre la realidad. “La realidad concreta nunca es apenas el dato objetivo, el hecho real, sino también la percepción que se tenga de ella” (FREIRE). Sobre eso reflexiona Freire al tratar de la cuestión de la objetividad y de la subjetividad del conocimiento. Según su modo de ver, hay una relación dialéctica entre objetividad y subjetividad que impide que su dicotomía. La desidia de la  subjetividad lleva al objetivismo en el análisis de la realidad o en la acción sobre ella. Ya la desidia de la objetividad lleva al subjetivismo y a posiciones solipsistas que, por transformar la realidad en creación de la conciencia, niegan la objetividad y consecuentemente, la posibilidad de la acción. Tanto el objetivismo como el subjetivismo, también llamado de psicologismo, caen en una simplificación ingenua. Mientras el primero implica un mundo sin hombres, el segundo implica hombres sin mundo (FREIRE).

Para Freire es necesario rescatar la concepción según la cual los hombres y el mundo están en constante integración. Así, se puede ver que la realidad social es una construcción de los hombres y que puede ser modificada por ellos. Ese proceso en el que lo subjetivo constituye una unidad dialéctica con lo objetivo, es lo que Freire llama de inserción crítica en la realidad. La exigencia de esa inserción por parte de quien por ejemplo, se encuentra en situación de opresión, está en conformidad con la concepción de que éste, el oprimido, deba ser sujeto de una pedagogía que desea ser liberadora. En ese sentido, la pedagogía del oprimido es la restauración de la intersubjetividad. Y, según el entendimiento de Freire, el diálogo constituye un método capaz de desafiar a los sujetos para un compromiso transformador, ya que implica reflexión y acción.

En la pedagogía dialógica de Freire, el educador y el educando están frente a un mundo a ser conocido y transformado. Realizada como praxis, esa pedagogía permite que la toma de conciencia de la realidad opresora y el trabajo que busca su transformación se realicen como un único y mismo proceso. De esa manera, la conciencia de ella se acrecienta a la situación de opresión. Y ese proceso de conocer necesita ser realizado como tarea colectiva de hombres sujetos, ya que la “búsqueda del Ser Más (…) no puede realizarse en el aislamiento, en el individualismo, sino en la comunión, en la solidaridad de las existencias” (FREIRE).


Autor
José Pedro Boufleuer


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