Autor
Miguel Andrés Brenner
Facultad de Filosofía y
Letras
Universidad de Buenos
Aires
Mayo de 2022
BREVÍSIMO
RESUMEN
“Cumbia villera y
pedagogía” es un texto que pretende ser polémico. Se plantea un fenómeno
musical de Argentina (que trascendió a mi país) en el contexto de exclusión
social, mientras que se hace una especie de contrapunto con un curricular que
promueve dicha exclusión, cuestión no reconocida como tal. Estigmatización mediando
el fenómeno musical y estigmatización mediando la pedagogía. Y la crítica se
revierte en una propuesta educativa liberadora o superadora. Actualmente la
situación social es tan preocupante que, Jaime Durán Barba[1]
consultor del ex presidente neoliberal Mauricio Macri, así lo expresa: va a
darse una rebelión interna, puede ser espantoso.
Noam
Chomsky: La opresión tiene lugar porque se ha interiorizado su legitimidad.[2]
Haceme un pete, haceme un
pete.
Que esta noche quiero
gozar.
Me comentaron que esa chica
Hace unos petes
espectacular.
TEMA. HACEME UN PETE.
Autor: Kalú
https://www.youtube.com/watch?v=IP4gHQlE3fY
INTRODUCCIÓN
Parafraseando muy
libremente el título de una obra de Carlos Marx, en la que critica la posición
de Proudhon, propongo la Pedagogía de la Miseria que se resuelve en su opuesto,
la Miseria de la Pedagogía. Y esto no es reconocido como tal en los
grandilocuentes discursos de la academia. ¿En qué consiste?
Mientras el progresismo boga por la ampliación de derechos, el
neoliberalismo boga por la educación del futuro. Entre tanto, la mayor parte de
nuestras jóvenes generaciones de los sectores populares no acceden “realmente”
a esos derechos y el futuro no les sonríe.[3]
La mayor parte de los egresados de los sectores populares de la escuela
básica lo hacen como semianalfabetos. Es la afirmación de la exclusión de los
derechos que se proclaman como tales y la exclusión de un futuro que los ancla
en la miseria.
Los estilos culturales de los sectores postergados debieran ser materia
del curricular, y no lo son. Su negación, es la negación de los mismos alumnos,
reafirmando la execrable y tan alabada posición del fundador de la escuela
nueva, Rousseau, quien ratifica que la educación es solo para los niños de
linaje, pues de los pobres nada puede obtenerse. Rousseau, quien tuvo cinco
hijos que abandonó, mientras consideraba la educación de la mujer como
sometimiento a los deseos del hombre.[4]
¡Claro!, en la actualidad se habla de educación para todos, aunque en
última instancia, en la praxis, sigue firme el planteo rousseauniano. Obvio,
bajo la mirada académica de Paulo Freire en su centésimo año de nacimiento, aún
como farsa, con la soberbia de una academia que mira a la escuela desde su
narcisismo onanista.
Entre tanto, parecieran darse los fenómenos culturales de los excluidos
fuera del ámbito de una pedagogía miserable. Estos fenómenos son manifestación
de la miseria que la misma pedagogía produce, aunque la desconozca como tal.
En tal sentido, la no
consideración de los mismos, hace a una pedagogía que incurre en un
alumnicidio. Es que no fomenta la interpretación crítica de los propios deseos,
de los propios gustos, de las propias expectativas. Ello hace a la exacerbación
de las pulsiones, como “naturalizándolas”.
Se realiza, así, una discriminación explosiva y una discriminación
implosiva. Explosiva, por cuanto quienes se consideran con derecho de juzgar
injustamente, producen un rechazo de la humanidad del otro. Implosiva, por
cuanto quienes son juzgados injustamente, producen el rechazo de la propia
humanidad, que se resuelve, también en el rechazo del otro que no es uno.
Discriminación y autodiscriminación.
Sin embargo, antes de continuar, ejemplifiquemos una pequeña gran
anécdota. El jueves 12 de mayo de 2022, el Canal La Nación Noticias,
transmitiendo la Marcha Federal de los Piqueteros, ya en el centro de la Ciudad
de Buenos Aires, signa a ésta como “ciudad sitiada”. La Capital
Federal de la República Argentina estaría “sitiada” por los habitantes no
deseados, execrados, basura de la ciudad, simplemente “mierda”, estigmatizados
como tales, quienes a su vez se autoestigmatizan. O sea, son los expulsados
sociales invasores de su propia patria. Esto también es la “cumbia villera” y
su actual ocasional exponente L-Gante (Elian Ángel Valenzuela), que presenta
temas entre otros, con el considerado creador de la “cumbia villera”, Pablo
Lescano del conjunto “Damas Gratis”. Ambos con estilos groseros o chabacanos a
modo de arma que blanden en contra de una época donde aquello que define la
identidad social dentro del capitalismo, el trabajo, les es ausente.
A partir de esta introducción, veamos dos tópicos. Uno tiene que ver con
un fenómeno cultural que manifiesta la exclusión del trabajo, como lo es la
“cumbia villera” de fines de la década del noventa, problemática que se ha
acrecentado, y otro tiene que ver con un curricular que no considera a los
alumnos maltratados por la exclusión del trabajo.
LA CUMBIA VILLERA, FENÓMENO EPOCAL
Pero, vayamos a la “cumbia villera”, así, en una segunda instancia,
apreciar una práctica pedagógica estigmatizante.
Es un fenómeno epocal que
atrajo a las nuevas generaciones, y sí, así lo fue. Empero como docente amerita
mi atención, precisamente porque en la actualidad se da el reciclado, entre
otros, por la “Cumbia 420”. ¿Fenómeno pasajero? La pobreza se instala y
reinstala sin ser un “pasaje”.
La denominada “cumbia
villera” es manifiesto de esa discriminación y autodiscriminación, como
fenómeno de una época. La denominada cumbia
villera pertenece a un ritual que manifiesta y legitima un modo de mala
vida (en oposición a la buena vida). Es la exclusión que alude a un proceso de
ida, pero sin regreso, casi a manera de una destinación. Sin embargo, dicho
discurso, al legitimar la discriminación, en tanto marginalidad y exclusión
social, vacía de significado todo reclamo. Legitimación tal que asume el
fenómeno mencionado como hecho consumado.
Ese discurso engloba, con las características marginales-excluyentes, a todos
los habitantes de la villa. Todos deben ser percibidos como tales, casi a
manera de un compacto homogéneo. Ellos o Nosotros.
Sus habitantes padecen de problemas aún más graves que los de las zonas
urbanizadas, por ejemplo el de la llamada “inseguridad”. Por supuesto, estas cuestiones
parecieran no existir en tanto no sean narradas mediáticamente. Y si son
narradas, es bajo el apotegma “robó y huyó a la villa”, ocultando el “estafó y
huyó a los paraísos fiscales”.
El mencionado discurso da la “cumbia villera” es aceptado por los
sectores sociales privilegiados (lugares bailables, televisión, fiestas
familiares) a manera de ...
ü
música carente de seriedad
que invita a la alegría-diversión, divertere
en latín (alejar), pero diversión sobre los excluidos con el material de los
excluidos;
ü
música que legitima, sin
crítica alguna, la marginalidad-exclusión social;
ü
antiestética sin
contrapropuesta alguna, con un look
de execrable estereotipo villero, con
aun un menor nivel de vocalización en comparación con la común música tropical
o bailantera.
Simbólicamente, perversamente, se legitima y justifica la exclusion
social. Y dicha justificación no es solo perversión de unos sobre otros, sino
además, la propia exclusión de sí mismos.
Ÿ Sus enunciados, v.gr., al
respecto, resultan elocuentes:
ü “Haceme un pete”: alude al llamado sexo oral. - (Banda Kalú, Tema Haceme un pete).
ü “Entregadora del marrón”: alude al sexo anal. - (Banda Flor de Piedra, Tema Entregadora del Marrón).
ü “Vitamina”: alude a la cocaína (dentro de los espectáculos en los
que no intervienen medios masivos de
comunicación se menciona explícitamente dicho alucinógeno).
ü “Se te ve la tanga”: en realidad no se reconoce la producción de
dicha percepción, propia de organizaciones mediáticas que se dedican a la
prostitución virtual y a la producción del deseo, que genera sensación de
libertad. (Banda: Damas Gratis, Tema Se te ve la tanga).
ü “El monito” y “Sos buchón”:
ser delincuente o delatante, como modo de vida propio o como traición al propio
modo de vida. Pero la delincuencia se define desde los parámetros del
disciplinamiento jurídico capitalista en el marco de la globalización. (Banda Yerba Brava, Tema El Monito - Banda Mala Fama,
Tema Sos buchón).
ü
Es interesante que si aparece la policía (yuta) no lo hace como coparticipando de la delincuencia. Existe un
límite muy definido entre villero y policía, a manera de opuestos irreconciliables.
Villeros que constituirían una comunidad, mientras que policías otra. En
realidad, existen fronteras borrosas entre legalidad e ilegalidad.
ü
“El pibe cantina”: es aquél
que simula renegar de la modalidad marginal-excluyente,
pero que, en última instancia, a pesar de su enriquecimiento azaroso (juego de
azar), permanece en el medio villero mostrando altaneramente una individualidad
que no puede separarse del mismo, casi como queriendo afirmar “quien es villero lo es para siempre, no a la
traición”. Pero la traición puede darse desde el lado de la mujer (“las chicas del barrio te gritan al pasar
‘dale guachín’, sacanos a pasear”).
Se manifiesta aquí, agudamente, sin los barnices sociales de otros lugares
culturales, el problema de la cuestión de género.
Ÿ Se pretende legitimar el
imaginario social que puede ser denominado
descontrol sexogenital como modo de liberación, ratificando la
predominancia masculina. Pareciera, por ende, que los movimientos feministas,
en tanto intentan revertir modos de dominación muy arraigados en las raíces
culturales de una sociedad patriarcal, no pudieran tener como plafón a un sector social que, de por
sí, sería retrógrado, sujeto imposible de todo tipo de
liberación.
Ÿ El mismo, recién aludido, llamado
descontrol, no es más que un medio dentro de la producción de organizaciones
económicas que pretenden ofrecer sensación
de libertad y evitar, a partir de ahí, toda posibilidad de crítica. Es la
producción del deseo con la apariencia de satisfacción, satisfacción virtual.
Ÿ La única posibilidad de que los villeros ingresen en ámbitos propios de
clase media y/o superior es a través de las tecnologías comunicacionales (v.gr.,
la única posibilidad que los denominados negros
ingresen en los mismos es a partir de la tecnología de los videos). Una
presencia real no es posible. Aparece la simulación de la horizontalización de
la cultura. Por otro lado, la reafirmación, por parte de los sectores sociales no-villeros, de la
marginalidad-exclusión (entendiendo la exclusión como una especie de no-regreso).
Ÿ Los modos de definición del habitante de la villa, que se consideran en
la “cumbia villera”, apelan a los
siguientes significados: bebida alcohólica, sexogenitalidad oral,
sexogenitalidad anal, términos catalogados como obscenos, delincuencia, fuga,
delación, traición, gorra y zapatillas desatadas, bicicleta despintada,
identificación de la misma manera de la prisión como la muerte del matrimonio (“ya nos bajaron a dos... tres están
sopres... pobre el gato que se casó”), así como lo señala la banda Mala
Fama en su tema Sos Buchón (en el que
se apercibe, por ende, la agresión como condición de posibilidad de todo tipo
de interacción).
Ÿ Sus letras manejan códigos y
frases de jóvenes marginales que se juntan en cualquier esquina a tomar cerveza
y hablan sobre las drogas, el sexo o el fútbol, haciendo chistes
desprejuiciados y sin tabúes. Dichos jóvenes producen discursos acerca de las
drogas, la sexogenitalidad, la policía, la violencia, la discriminacióny la
falta de oportunidades sociales dentro de un mismo nivel argumental.
Ÿ Referencias a las sustancias
prohibidas hubo (y hay), por ejemplo, en la música rock. La cumbia villera las denomina por su nombre,
evitando toda metáfora o doble sentido. La transparencia, en ese nivel, resulta
chocante a una red de poder económico-social que mientras denigra la
delincuencia, la promueve, que mientras se lamenta por la drogadicción, fomenta
los canales del narcotráfico en función del sistema financiero y la cultura de
la muerte.
Apreciamos, así, por ejemplo,
ü la
defensa de los chorros (Los Dueños del Pabellón),
ü de
los borrachos (El Pibe Cantina),
ü de
la droga (Quiero Vitamina, El Fumanchero).
Ÿ En
los sectores sociales autodenominados “cultos”,
la cumbia villera produce rechazo y ese rechazo resulta funcional, a la manera
del punk, que siente realimentada su crítica social desde la absorción al
sistema, con una posición netamente conservadora, reproductora y retrógrada.
Ese rechazo es esperado por quienes ostentan el simbolismo de la marginalidad,
es que dicho simbolismo sin el rechazo carece de sentido.
La ciudadanía contextualizada dentro del ámbito de la nación no logra o
no desea incluir a los villeros,
aunque, de alguna manera, en su dinámica, los produce, por lo que una no puede
comprenderse sin los otros, y viceversa.
Los sectores sociales no villeros, que se divierten con su música,
reafirman, alegremente y divertidamente,
la condición de marginalidad-exclusión, lo hacen sobre los excluidos, a
pesar de los mismos.
Dicha noción de ciudadanía poco explicaría la situación de los
marginados-excluidos. La de consumidor aludiría únicamente a la frustración. El
problema básico, a mi criterio, es la disociación entre derechos ciudadanos
(políticos) y derechos sociales/económicos. Mientras la autodeterminación deba
realizarse solamente a partir de un modo de vida, sin la consideración de las
bases materiales de la misma, se desconoce que el origen y la conservación del
derecho, según lo explicita Walter Benjamin, se funda en la violencia.
Ÿ A partir de Benjamin puedo
afirmar que el supuesto contrato social, materializado en el derecho, tiene
como origen la violencia, mientras que los individuos, aisladamente
considerados, se encontrarían hermanados en la abstracción ahistórica de una
hermandad formal. Pero, por otro lado, ¿es posible la autodeterminación
política segmentada de los intereses de la economía capitalista? Aquí aparece,
nuevamente, el conocido dilema entre libertad y justicia, cuando el dilema no
debiera ser tal. No habría dilema. Si la libertad no favorece la justicia, no
es tal, salvo su simulación en la formalidad del derecho. Asumir la existencia
de dicha contradicción es no asumir la segmentación de la libertad en beneficio
de algunos sectores sociales. La libertad que contiene al sistema capitalista
es el marco que favorece la opresión.
Ÿ Dentro del modelo de la cumbia
villera, la diferencia condena a sus sujetos implicados, pero además se
autocondenan. La fragmentación social los encuadra, además se autoencuadran.
Toda posibilidad de liberación quedaría cerrada. Ese fenómeno también aparece
en la música tropical-bailantera, aunque sin la intensidad de tal agresión,
como una especie de marginalidad-exclusión descontrolada.
En tal contexto, actualmente, en nuestro país, desde el tipo de música
señalado, parecieran ser los villeros los únicos en reafirmar con orgullo su
identidad, su identidad en calidad de excluida, reconocida como tal. Pareciera
ser que la única manera de reafirmar la propia identidad es oponiéndose,
oposición tal integrada virtualmente en el imaginario social, apelando a la risa para desactivar el sentido
dramático de la tragedia, mas reafirmando dicha tragedia.
Los derechos ciudadanos sin una materialización en la satisfacción de
las necesidades básicas son mera formalidad, formalidad tal que aun puede ser
funcional a fin de legitimar un modo de vida injusto, a fin de legitimar la mala vida y no la buena vida.
Concluyendo. Desde el fenómeno de la cumbia
villera, el ciudadano de hecho no existe. La noción de ciudadanía no
significa, meramente, la pertenencia a una organización política estatal,
también, un status definido por
derechos y obligaciones. Y, en tanto, los derechos no tengan vigencia o se
debiliten, tampoco tendrán vigencia o se debilitarán las obligaciones. ¿Qué es
lo que, por ende, existe? ¿Un consumidor? ¿Un consumidor frustrado? ¿Un sujeto
que no alcanza a definirse salvo por su exclusión, por su oposición? ¿Será,
quizá, muy duro afirmar que significa un elemento soez? Desde la mirada
poderosa del Norte es desechable, execrable. ¿Y desde la nuestra? La ciudadanía,
a partir de los discursos del Norte, desconocen las condiciones históricas
propias del Sur. Ya las mismas nociones de Norte y Sur son sumamente arbitrarias.
Si el universo es infinito, el Norte (lo arriba) y el Sur (lo abajo) dependerá
de la posición del observador. El Sur existe para ser colonizado. Y la
colonización discursiva pretende constituir la colonización del mundo vital.
El fenómeno de la cumbia villera
se sustenta en la necesidad del reconocimiento de la dignidad humana,
independientemente de los circuitos mercantiles que lo potencian. Dicha
necesidad de reconocimiento es difícil que ocurra en las regiones que
políticamente constituyen el marco de referencia que posibilita el capitalismo
tardío, cuyo eje se encuentra dado por la economía financiera, dentro de los
que sus intelectuales, sus pensadores, interaccionan con los intelectuales, los
pensadores, del Sur por omisión, en lo que puede denominarse una política del no reconocimiento.
Ay que locura que tengo.
El vino me pegó.
Y yo te veo con mi amigo
Entregándole el marrón.
Tema: Entregadora del Marrón.
Autor: Flor de Piedra.
https://www.youtube.com/watch?v=WaRtKK9OO7w
L-Gante y Damas Gratis. Tema: El más ladrón.
Cumbia villera 420.
https://www.youtube.com/watch?v=i3Go1KvZdYc
PRÁCTICA
PEDAGÓGICA ESTIGMATIZANTE
Ya Carlos Marx, en el Capítulo XXIV, el
Capital Tomo I, “La acumulación originaria”[5],
señalaba como núcleo fundamental de la identidad personal y comunitaria, dentro
del sistema capitalista, el trabajo. Su ausencia o debilitamiento resuena en el
debilitamiento de la cohesión social y, en términos actuales, en la consecuente
fragmentación social o en el establecimiento del lamentable tejido social
(término seductor, pero elocuente del debilitamiento de la cohesión social). A
partir de aquí podemos establecer algunas líneas curriculares, que
supuestamente serían escandalosas. ¿En virtud de qué lo serían? Es que la
negación de la exclusión en los mismos contenidos curriculares potencian la
exclusión, la discriminación, y lo dramático es que se hace bajo la bandera de
las supuestas bondades de la “inclusion” y de la “ampliación de derechos”.
Ofrecemos, al respecto, dos narrativas. No se
trabajará específicamente sobre la “cumbia villera”, pero sí desde su espíritu
lacerante. Es que la primer narrativa se sostiene en la falta de entidad de
niños en el sistema capitalista por el trabajo infantil, mientras que la
segunda se sostiene en la falta de entidad de adultos en el sistema capitalista
porque el trabajo les es ausente.
PRMER NARRATIVA CURRICULAR
Son las diez y treinta de la mañana del veinticinco de diciembre del año
dos mil doce. Desde mi casa en la Ciudad de Rafael Calzada, Provincia de Buenos
Aires, parto con mi automóvil hacia la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una
distancia aproximada de veinticinco kilómetros de mi destino, el departamento
de mi sobrina, para compartir los festejos de la Navidad.
Apenas salí, a la altura de la Avenida San Martín y la calle Santa Ana,
cuando ni un alma transitaba por aquellos lares, veo un niño de nueve o diez
años arrastrando un carrito como un animal, jadeando, sudando, apurado,
cansado… lo viví con carita triste, juntaba botellas vacías.
Retrocedí con mi coche, lo encontré y le pregunté qué hacía, ¡como si no
me diera cuenta! Me dijo que era el momento para “juntar las botellas de la
Nochebuena para después venderlas”. Le pregunté con quién vivía. Me
respondió: “con Sofía, con mi mamá y mis dos hermanitos.” Atiné a una
pregunta más: “¿en qué grado de la escuela estás?”, “en tercero” me dijo.
Casi como esperando una leve reprimenda verbal al encontrarse en la calle,
agregó “pero ya terminé este año la escuela”.
Un niño sólo, vagando por las calles bajo miradas ausentes.
Me imagino a ese niño arrastrar al día siguiente su maltrecho carrito,
como un burro de carga, a un sucio, mísero lugar de descarte, para recibir
algunos también míseros pesitos para que las grandes empresas hagan sus pingües
ganancias reciclando basura. Junta la basura de la ciudad, trabaja aunque
no firma ni entrada ni salida, no tiene patrón sobre él más que la necesidad,
su único jefe. Ese niño no se muestra en la televisión, y si aparece, solamente
en esos supuestos programas testimoniales donde se relaciona niñez y basura,
niñez y descarte, niñez y violencia de los pobres. No circula por el barrio de
la Recoleta, se sentiría como sapo de otro pozo si imaginariamente pudiera
hacerlo, tampoco los vecinos de la Recoleta lo sentirían como suyo. Pero, en el
ex asentamiento donde recolectaba basura, la poquísima gente que se encontraba
en el espacio público, lo veía normal, o sea, no veía. Cuando la injusticia se
normaliza, no indigna, y sin indignación no hay lucha.
¿Por qué trabaja? ¿Por qué trabaja en un día festivo, el día de la
Natividad, el día del Nacimiento, el día de la Vida? ¿Por qué gana unos
miserables pesos contabilizando mercancía por dinero en un sucio lugar
receptáculo de basura a reciclar? ¿Por qué un niñito tiene que trabajar por
unos pesitos que reditúa en ganancias a importantes grupos empresarios? ¿Por
qué se encuentra arrojado en la calle como un burro de carga? ¿Por qué su grupo
familiar carece de una figura paterna y él ser el hombre de la casa? ¿Qué
significará para él el trabajo y la familia? ¿Cómo estará aprendiendo en su
cotidianeidad la justicia y la solidaridad?
Ciertamente, en la escuela aprenderá: mi barrio, el municipio, la
provincia, la nación. Ciertamente, en la escuela aprenderá: los derechos
universales del niño, los derechos universales de la mujer. Seguramente en la
escuela aprenderá: el mundo del trabajo, de la tecnología y la comunicación. Además,
aprenderá aritmética, ¿será desde los ejemplos que él ya domina, manejando los
pesitos en su vida cotidiana? Además, aprenderá lengua castellana: ¿aprenderá a
poner en palabras lo que le acontece, aprenderá a ponerse a él mismo y a los
suyos en palabras y palabras escritas mediando el diálogo con otros? Además,
aprenderá ciencias naturales: ¿aprenderá a conocer los “bichitos” microscópicos
que circulan por sus manos y su cuerpo al manipular tanta basura? Además,
aprenderá educación para la salud: ¿aprenderá a cuidarse dentro de sus
condiciones de vida? Aprenderá la historia, pero no su historia a partir de
donde interpretar la historia. Aprenderá la matemática, pero no su matemática.
Aprenderá la lengua, pero no su lengua. Aprenderá la estética, pero no su
estética cargada de suciedad y desamparo. Aprenderá ¡tantas cosas!, pero no las
propias. Y… podríamos seguir con más áreas del saber. Del saber de quién y
contra quién, para qué y contra qué, a favor de quién y en lucha contra quién.
La desconsideración del tipo de currículum mencionado hace a la
profundización de la discriminación explosiva y de la discriminación implosiva
dentro de la pedagogía de la miseria que se patentiza como la apoteosis del
narcisismo onanista, aunque negado como tal.[6]
SEGUNDA NARRATIVA CURRICULAR
Obviamente, la disociación entre pensamiento y acción implica conductas
que nada tienen que ver con la salud mental y con la propia condición humana.
Los niños, cuando comen en la escuela, realizan un aprendizaje, ubicado en el currículum oculto. Simplemente, comen.
Pero, otras preguntas caben hacerse, en función del proceso de
enseñanza-aprendizaje, para que los mismos educandos puedan llegar a
cuestionarse: ¿por qué comemos en la escuela?, ¿por qué el Estado nos asiste, a
la manera de inválidos que no pueden valerse por sí mismos, dándonos de comer?,
¿cómo es ese Estado que nos asiste, cómo ha llegado a ser tal?, ¿qué es lo que
nos da de comer, cuáles valores nutritivos tienen los alimentos que necesitamos
y cuáles poseen los que nos sobrevienen?, ¿de qué manera afecta dicha
asistencia a la economía, a la producción, distribución y consumo?, ¿cuál es la
prioridad real del Estado en materia educativa?, ¿por qué nuestros padres no
nos dan de comer?, ¿qué tendría que ocurrir para que nos dieran ellos de comer
y pudiéramos compartir en familia el pan y la palabra?, ¿por qué otros niños
comen con el esfuerzo del trabajo de sus padres?, ¿qué ocurrió para que unos puedan
comer con dicho esfuerzo y otros no?, etc., etc. Aquí entran en juego
contenidos de las ciencias sociales, de las ciencias naturales, de la matemática,
de la narrativa, de la comunicación, de la expresión creativa. En nuestra
situación actual, los niños en la escuela realizan el aprendizaje social de
la pobreza. Valga la redundancia, todo lo que aprenden en la escuela lo
aprenden en la escuela. Si se ayuda o compensa de esa manera, se crean, dice Žižek, “las condiciones para la explosión incontrolada de resentimiento: en
ella podría percatarme de que mi situación inferior está plenamente
‘justificada’ y podría por ello verme desposeído del recurso de excusar mi
fracaso como resultado de la injusticia social”.[7] En tanto esa política de
hambre refuerza la injusticia, podemos preguntarnos si la comida es por amor a
la niñez o para garantizar la gobernabilidad, evitar una explosión organizada
contra la opresión económico/política. Si enseñamos
a vivir como animales, cuya única preocupación es la subsistencia, somos
productores de pobreza, el mismo currículum es productor de pobreza y
discriminación negativa, por más que se presente como reforma educativa o como
alguna de las bondades de la simulación argumentativa, que no es más que
simulación.[8]
Si Uds. se
fijan, la crítica no es deprimente, porque desde la misma se implican
sugerencias para poder lograr la superación.
Concluyendo.
Así como el fenómeno musical/cultural, que explicitamos en la primer parte de
este trabajo, legitima las condiciones de exclusión, también lo hace el
curricular en las condiciones actuales.
Ello amerita un fuerte debate público, que tampoco atisba a darse. Desde
este lugar, ¿es el currículum un nicho de lucha ideológica o es un mero
dogmatismo (“que se baja”), disfrazado de la elegante trasposición
didáctica. Según Yves Chevallard, se daría bajo la consigna del saber del
sabio al saber enseñado. Sin
embargo, ¿vale cuando el saber del sabio es profundamente ideológico y/o
eurocéntrico? ¡Claro!, Chevallard tenía fuertemente instalados los
contenidos de la formalidad de una matemática, que no llora ni se alegra, que
no sufre ni disfruta, que no se desgarra ni siente placer. ¿Cuándo importa o no
la proposición de Chevallard?, es una cuestión a discutir. Aquí propongo la
“traducción pedagógica”. Uno de los textos en los que hago alusión a la misma
es “Enseñar filosofía en la escuela secundaria”, el otro texto es “La escuela
como práctica política” [9].
El relato
que antecede pretende establecer una polémica. Ciertamente, aquella será
rechazada por quienes, a partir del pensamiento único, no reconocido como tal,
se posicionan desde su poder hegemónico a finde aplastar toda posibilidad de
debate público.
[1] https://www.infobae.com/politica/2022/05/17/duran-barba-va-a-darse-una-rebelion-interna-de-los-piqueteros-y-planeros-puede-ser-un-lio-espantoso/
[2] Citado por Betancur Pino, Carlos Ariel (2020).
“Chomsky, anarquista: hacia la defensa del Estado.” Chomsky, N. (2002). La
propaganda y la opinión pública: conversaciones con David Barsamian. Barcelona:
Crítica. https://repositorio.utp.edu.co/server/api/core/bitstreams/3790304e-95e9-41d9-90c4-f9ed52c0f57e/content (consulta: 10 junio 2021)
[3] Brenner, Miguel
Andrés (2022). “¿Educador/educando, educando/educador? ¿Organización o comunidad?
¿Vale la dicotomía?” https://aayllu.com/educador-educando-educando-educador-organizacion-o-comunidad-vale-la-dicotomia/ ; https://www.educacionfutura.org/educador-educando-educando-educador-organizacion-o-comunidad-vale-la-dicotomia/
[4] Rousseau afirma en “El
Emilio” que… “El pobre no tiene necesidad de educación; la
de su estado es forzada y él no sabría alcanzar otra...” “Escojamos, pues, a un rico; estaremos
seguros al menos de haber hecho un hombre más, en lugar de que un pobre pueda
llegar a ser hombre.” “...no me pesa que Emilio tenga linaje.”
Rousseau, Juan Jacobo. El Emilio. Madrid, Biblioteca EDAF. 2003. p.54.
[5]
Marx, C. (2000). El Capital. Tomo I, capítulo XXIV, parágrafo 3, pp. 624-631.
[6] Brenner, Miguel
Andrés (2019). “Alumnicidio o de la destrucción pedagógica de la infancia.” https://insurgenciamagisterial.com/alumnicidio-o-de-la-destruccion-pedagogica-de-la-infancia-andres-brenner/
[7] Žižek, Slavoj. Sobre la
violencia. Editorial Paidós. Buenos Aires. 2009. Pgs. 109 y 110. Formula el
autor esta apreciación dentro del contexto de una crítica a John Rawls.
[8] Brenner, Miguel
Andrés (2011). “La escuela como práctica política.” Paraná, Entre Ríos. AGMER. “Escenarios
de la práctica docente El deseo de enseñar.”
[9] Brenner, Miguel Andrés (2019) http://www.educacionfutura.org/ensenar-filosofia-en-la-escuela-secundaria/ Éste es uno de los variados links en los que
se encuentra el texto. El otro es Brenner, Miguel Andrés (2011). “La escuela
como práctica política”, capítulo XVII. “Escenarios de la práctica docente. El
deseo de enseñar”. Paraná, Entre Ríos. AGMER. Ibid.
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